miércoles, diciembre 4, 2024

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El nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima carece de mayor ambición climática

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Aprobación del nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima

El Gobierno de España ha aprobado el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), el cual introduce mejoras respecto a su versión anterior, pero no alcanza los niveles de ambición necesarios para enfrentar la crisis climática. A pesar de haber tenido más de un año para perfeccionarlo desde la presentación del borrador en 2023, el plan sigue sin incluir medidas adicionales que podrían haber acelerado la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero.

Objetivos insuficientes para cumplir con el Acuerdo de París

El nuevo Plan Nacional de Energía y Clima (NIEC) establece una reducción del 32 % en las emisiones de gases de efecto invernadero, un avance respecto al anterior objetivo del 23 %. Sin embargo, esta cifra queda muy por debajo del 55 % que se estima necesario para cumplir con los compromisos del Acuerdo de París. Greenpeace ha expresado su preocupación, señalando que este esfuerzo es insuficiente frente a lo que la ciencia y la realidad climática demandan.

Pedro Zorrilla Miras, responsable de la campaña de cambio climático de Greenpeace España, subrayó que, aunque el nuevo plan supone una mejora, no es suficiente para enfrentar la velocidad de la crisis climática. Además, lamenta que no se haya aprovechado el tiempo disponible para desarrollar un proceso participativo en el que distintos actores pudieran compartir ideas y experiencias para fortalecer el plan.

Oportunidades de mejorar a nivel europeo

En el contexto europeo, la ministra Teresa Ribera, quien podría asumir la Vicepresidencia de Transición Limpia en la Comisión Europea, tendrá la oportunidad de acelerar la respuesta europea a la crisis climática. Esto será clave especialmente cuando se definan los objetivos de reducción de emisiones de la UE para 2040, donde el objetivo será alcanzar emisiones netas cero.

Según Zorrilla Miras, “este Plan Nacional podría haber incluido numerosas medidas que habrían contribuido no solo a mejorar los objetivos de reducción de emisiones, sino también a mejorar la calidad de vida de los ciudadanos y la economía de las familias”. En su opinión, el plan ha perdido una oportunidad importante para ser más ambicioso en áreas clave.

Proporción de renovables y cierre de nucleares

Uno de los puntos positivos del nuevo Plan Nacional de Energía y Clima es el aumento de la proporción de electricidad de origen renovable, que se ha fijado en un 81 % para 2030. Aunque este avance es significativo, Greenpeace insiste en que se debería haber aspirado al 100 % de electricidad renovable en esa fecha. El cierre de centrales nucleares sigue en la agenda del plan, una medida que la organización considera positiva para lograr una transición energética justa y competitiva.

No obstante, el Plan Nacional muestra grandes carencias en sectores clave como la movilidad y el sistema agroalimentario, dos ámbitos en los que se necesita actuar con mayor urgencia para reducir emisiones de forma más efectiva.

Falta de medidas adicionales tras acuerdos internacionales

A pesar de los avances logrados en la reciente Cumbre Mundial del Clima en Dubai (COP28), donde se reafirmó el compromiso global con el abandono de los combustibles fósiles, el nuevo PNIEC no incluye nuevas medidas que aceleren este proceso en España. Greenpeace señala que el plan no establece un calendario concreto para el cierre de las centrales térmicas de gas, ni plantea un plan de abandono de subvenciones a los combustibles fósiles, lo que podría haber impulsado de manera significativa la transición hacia energías más limpias.

Este vacío de medidas resulta particularmente llamativo dado el contexto internacional, donde cada vez más países y organismos multilaterales están adoptando compromisos más estrictos en relación con la eliminación progresiva del carbón, gas y petróleo.

Retos para la ejecución del nuevo PNIEC

Con el PNIEC aprobado, el siguiente desafío será la ejecución del plan, un proceso que requerirá gran capacidad por parte de la Administración Pública para garantizar que las metas se cumplan en los plazos establecidos. Uno de los puntos clave será involucrar a la ciudadanía en la transición energética, un objetivo que se busca promover mediante la creación y expansión de comunidades energéticas.

Otro de los retos será la implementación del Fondo Social del Clima, un mecanismo que busca mitigar los impactos económicos y sociales de la transición energética, asegurando que los sectores más vulnerables de la sociedad no queden excluidos de los beneficios que traerá el cambio hacia una economía más verde.

Un plan mejorable, pero no suficiente

Si bien el nuevo Plan Nacional Integrado de Energía y Clima presenta algunos avances respecto al plan anterior, como un mayor porcentaje de electricidad renovable y el compromiso de cerrar las centrales nucleares, sigue siendo insuficiente en términos de ambición climática. No incluye medidas adicionales para acelerar el fin de los combustibles fósiles ni aprovecha el potencial de sectores clave como la movilidad y la agricultura para reducir las emisiones.

La próxima fase será clave para que el Gobierno y la sociedad civil trabajen juntos en la implementación del plan, buscando formas de aumentar la ambición climática y cumplir con los objetivos establecidos por los acuerdos internacionales. Solo con una mayor ambición y acción coordinada será posible enfrentar de manera efectiva los desafíos de la crisis climática.

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