sábado, mayo 31, 2025

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Cómo arreglar las finanzas con la ley de segunda oportunidad

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Empezar de cero no debería ser un privilegio reservado a unos pocos. Para muchas personas, la Ley de Segunda Oportunidad representa justo eso: una puerta abierta cuando todo parece perdido.

Esta norma permite a particulares y autónomos liberarse de sus deudas y retomar sus vidas, incluso salvando sus negocios y su actividad profesional. En un momento en el que la economía no siempre juega a favor, esta herramienta se ha convertido en un respiro legal para quienes han agotado todas las opciones y necesitan, simplemente, volver a empezar.

En Abogados Legalsha lo ven cada día. Detrás de cada solicitud hay una historia: familias acosadas por intereses abusivos, autónomos que no pudieron sostener su actividad tras la inflación, negocios que no sobrevivieron tras años de dificultades. Personas que lo intentaron todo, pero terminaron atrapadas en un sistema que castiga el fracaso.

Cada vez son más quienes se atreven a dar ese paso. La justicia ya ha perdonado 143.000 euros a una pareja que pidió un préstamo para mudarse y acabó atrapada por los intereses; 260.000 euros a una vecina de La Línea de la Concepción, autónoma y con tres hijos que no podía afrontar sus deudas; o incluso 545.000 euros a una persona que acreditó su insolvencia total. Y en muchos casos, el proceso se ha resuelto en apenas tres meses.

Esto ya no es una excepción. La cifra de concursos de personas físicas en Cataluña ya se sitúa en torno al 90%. Cada semana se dictan nuevas sentencias que permiten a personas corrientes respirar por fin, después de años ahogadas por las deudas.

Y entre todas esas personas también hay nombres conocidos. Donald Trump, sin ir más lejos, ha recurrido en varias ocasiones al Capítulo 11 estadounidense para evitar el colapso de sus empresas. En España, figuras como Ivonne Reyes o Julián Contreras también han cumplido los requisitos y se han acogido a esta ley. Porque el fracaso económico no distingue entre famosos y anónimos. Le puede pasar a cualquiera.

La Ley de Segunda Oportunidad no es un atajo. Tampoco un regalo. Es un derecho. Un derecho pensado para quienes lo intentaron todo, cayeron… y ahora solo buscan levantarse con dignidad. Porque si hay algo que esta ley garantiza, es precisamente eso: una segunda oportunidad. 

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