En el complejo entramado de la legislación tributaria colombiana, dos figuras han marcado profundamente la relación entre el Estado y los contribuyentes en las últimas décadas: el impuesto al patrimonio y los regímenes de normalización tributaria. Para el abogado Jhon Jairo Bustos, especializado en derecho tributario, estas herramientas no solo han servido como mecanismos de recaudo, sino que reflejan la evolución de una política fiscal cada vez más enfocada en la transparencia, el control y la ampliación de la base gravable.
El impuesto al patrimonio ha sido aplicado de manera intermitente en Colombia desde mediados del siglo XX, casi siempre bajo contextos económicos críticos o con la necesidad de financiar medidas extraordinarias. Se trata de un tributo que grava la riqueza de las personas naturales y jurídicas, tomando como base el valor total de sus bienes menos sus deudas. A lo largo del tiempo, esta figura ha sido objeto de debate constante por su impacto redistributivo y por las dificultades prácticas que genera su correcta valoración y fiscalización.
En paralelo, a partir de 2015 con la Ley 1739 y especialmente con la Ley 1943 de 2018 y la Ley 2010 de 2019, el Estado colombiano implementó lo que se conoce como “normalización tributaria”, un régimen especial que ofrece a los contribuyentes la posibilidad de declarar activos omitidos o pasivos inexistentes a cambio del pago de un impuesto complementario. Esta figura se consolidó como un mecanismo transitorio para aumentar el recaudo, pero también como una vía para regularizar situaciones fiscales heredadas del pasado sin enfrentar procesos sancionatorios o penales.
Jhon Jairo Bustos, desde su portal jhonbustos.com, ha estudiado a fondo la relación entre ambas figuras. En su análisis histórico, destaca cómo el impuesto al patrimonio y la normalización han actuado como políticas espejo: mientras uno exige visibilizar la riqueza, el otro permite legalizar lo que antes estuvo oculto. En conjunto, constituyen una herramienta poderosa que el Estado ha utilizado para aumentar la transparencia fiscal, fomentar la repatriación de capitales y fortalecer el control sobre los grandes contribuyentes.
Para Bustos, uno de los elementos más importantes de este proceso ha sido la transformación del enfoque jurídico: el Estado ha pasado de una lógica meramente punitiva a una lógica correctiva, permitiendo que los contribuyentes se pongan al día con sus obligaciones fiscales mediante alternativas legales que premian la voluntad de cumplir. Sin embargo, también advierte que, a medida que la DIAN fortalece sus mecanismos tecnológicos y los acuerdos internacionales de intercambio de información financiera se consolidan, estas oportunidades serán cada vez más limitadas y selectivas.
El análisis histórico que plantea Jhon Jairo Bustos no solo permite entender el origen y evolución de estas figuras, sino también anticipar hacia dónde se dirige la política tributaria colombiana. Con una mirada técnica y jurídica, su trabajo ofrece claridad para aquellos contribuyentes que desean actuar dentro del marco de la ley, protegiendo su patrimonio y evitando sanciones innecesarias.
En tiempos donde la legislación fiscal avanza rápidamente y el cumplimiento tributario se vuelve cada vez más riguroso, contar con orientación especializada es fundamental. Desde su plataforma digital, Jhon Jairo Bustos continúa compartiendo contenidos actualizados, guías legales y asesorías personalizadas para quienes buscan entender y aplicar correctamente las normas tributarias vigentes en Colombia