viernes, septiembre 20, 2024

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Combatir los incendios en la Comunidad de Madrid requiere atacar sus causas

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Factores detrás de los incendios y la necesidad de acción inmediata

Los incendios forestales en la Comunidad de Madrid han vuelto a ser protagonistas, y detrás de ellos se encuentran múltiples causas: acciones intencionadas, imprudencias, uso de maquinaria agrícola, deficiente mantenimiento de infraestructuras y actos vandálicos. Estos factores son responsables de la mayoría de los fuegos que se están registrando en la región, según informan organizaciones ecologistas que piden medidas urgentes para abordar estas causas y no afectar la biodiversidad de los montes.

Crecen los incendios a pesar del aumento de recursos

En los últimos cuatro años, 2.657,45 hectáreas han sido arrasadas por el fuego en Madrid, a pesar de que los presupuestos y el número de efectivos dedicados a la lucha contra incendios forestales han aumentado constantemente. La Asociación para la Recuperación del Bosque Autóctono (ARBA), junto a otras organizaciones ecologistas como la Asociación Ecologista del Jarama El Soto, Ecologistas en Acción, GRAMA, Jarama Vivo y Liberum Natura, insisten en que es crucial aplicar medidas eficaces y transparentar las estadísticas anuales sobre incendios forestales.

A pesar del incremento del 5,3% en las inversiones en 2024, con un presupuesto que alcanza los 47 millones de euros, los incendios siguen ocurriendo. Los ecologistas afirman que existen suficientes datos y tecnología para prever y prevenir al menos parte de los fuegos que asolan la región. En lo que va del año 2024, especialmente desde el inicio del Plan de Protección Civil contra incendios forestales el 15 de junio, han ardido más de 1.200 hectáreas, según datos de la Agencia de Seguridad y Emergencia Madrid 112. Este número se acerca peligrosamente a las 1.290 hectáreas quemadas en los últimos tres años y podría superar las 1.326 hectáreas de 2020 a finales de verano.

Críticas a la gestión del Gobierno regional

El consejero de Medio Ambiente, Agricultura e Interior, Carlos Novillo, ha destacado el trabajo de su consejería, alardeando de haber esclarecido el 82% de los incendios en 2022, tarea realizada por las Brigadas Especiales de Incendios Forestales (BEIF). Además, ha resaltado la labor de las 34 torres de vigilancia en la detección de fuegos y la incorporación de 149 profesionales más en 2024, elevando el número de efectivos a 5.924, una cifra récord.

Sin embargo, las organizaciones ecologistas señalan que algunos de los incendios ocurridos podrían haberse evitado si se hubieran implementado medidas ya contempladas en el Plan Especial de Protección Civil de Emergencia por Incendios Forestales (INFOMA). Este plan prohíbe el uso de maquinaria que pueda generar chispas o calor en montes y áreas rurales cercanas durante la temporada de riesgo medio y alto, del 15 de mayo al 31 de octubre, sin autorización expresa.

Incendios evitables y fallos en la prevención

Un ejemplo de incendio evitable es el de Loeches, donde 720 hectáreas de cultivo, pasto y bosque mediterráneo en regeneración fueron calcinadas debido al uso de una cosechadora durante las horas más calurosas. Esta máquina, que no contaba con los medios de extinción obligatorios como batefuegos o extintores, provocó un incendio que podría haberse prevenido con una mejor vigilancia.

Otro caso es el primer incendio de El Molar, que se originó por el incendio de un camión en el arcén de la NI, extendiéndose luego al monte. Este tipo de incendios son comunes y peligrosos, y la falta de limpieza y desbroce en las cunetas incrementa el riesgo. Las colillas tiradas desde los coches siguen siendo una práctica incívica que no ha sido erradicada.

El segundo incendio de El Molar, que también afectó a Pedrezuela, fue causado por el uso de una radial durante trabajos en la zona. Los ecologistas denuncian la prioridad dada a desbrozar áreas con alto valor ecológico mientras se descuidan otras zonas con mayor riesgo de incendio, señalando que es crucial limpiar las cunetas para evitar incendios.

La importancia de la educación y la vigilancia

Las organizaciones ecologistas, como ARBA y Ecologistas en Acción, insisten en que no se deben repetir los mismos argumentos año tras año, como culpar al cambio climático o a la resistencia de los ambientalistas a las labores de desbroce. Es fundamental no trasladar la responsabilidad de los incendios a los ciudadanos o a los grupos de defensa ambiental.

Las campañas de concienciación, que en el pasado siglo ayudaron a reducir los incendios forestales, han desaparecido, lo que es un error. Tras más de 50 años de prevención, es esencial seguir educando a la población sobre los riesgos en verano y la importancia de extremar precauciones.

Además de la educación, es vital aumentar la vigilancia en zonas naturales y periurbanas. Si las principales causas de incendios en la Comunidad de Madrid son la quema de residuos agrícolas, incendios de vehículos, uso de maquinaria y problemas en la red eléctrica, es inexplicable que no se implementen medidas concretas para cada uno de estos casos.

También es necesario restringir temporalmente las actividades de alto riesgo en áreas forestales, como el tránsito de vehículos, la celebración de eventos en fincas ilegales y el uso de fuegos en fiestas patronales. La información sobre incendios debería estar accesible al público a través de la web de la Comunidad de Madrid, y no basta con esclarecer los casos. Deben existir mecanismos disciplinarios efectivos que sirvan como ejemplo, promoviendo una gestión responsable sin poner en riesgo el patrimonio natural, las vidas y los bienes.

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