martes, octubre 15, 2024

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El CEI Amapola de Galápagos, reconocido con el premio COACM para jóvenes arquitectos emergentes

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Centro de Educación Infantil Amapola: reconocimiento COACM

El Centro de Educación Infantil Amapola, situado en Galápagos, ha sido galardonado con el prestigioso Premio COACM en la categoría de Obra Nueva en la segunda edición de los Premios de Arquitectura y Urbanismo del COACM, celebrados en la primavera de 2024. Este reconocimiento, dirigido a arquitectos menores de 40 años, fue entregado a los integrantes de OCA Arquitectos, Bernardo García y Hernán Lleida.

El jurado elogió la obra describiéndola como «una poesía hecha realidad de manera natural y espontánea«, resaltando su carácter lúdico para los niños y la sensibilidad del equipo de diseño. La entrega de premios se realizó en el MUPA de Cuenca, un escenario icónico que acogió la ceremonia. El vicerrector de Cultura, Deporte y Responsabilidad Social de la Universidad de Castilla-La Mancha, César Sánchez, fue quien hizo entrega del galardón a los arquitectos premiados.

Un proyecto que va más allá de la construcción

Durante su discurso en la ceremonia, Bernardo García compartió el premio con todo el equipo de OCA Arquitectos, subrayando el trabajo colaborativo detrás del proyecto. Además, con un toque de humor, señaló que, aunque uno es de Canarias y el otro de Cataluña, con este proyecto en el centro de España, «ahora nos sentimos un poco más manchegos».

El proyecto del CEI Amapola fue destacado por su equilibrio entre diseño y sostenibilidad. Según la decana del COACM, Elena Guijarro, el premio ‘Emergente’ está pensado para reconocer a jóvenes arquitectos que exploran nuevas formas de concebir la arquitectura, adaptándose a las demandas de sostenibilidad y calidad. Este proyecto ejemplifica esos principios, combinando un diseño innovador con un alto rendimiento energético y respeto por el medio ambiente.

Un espacio que crea recuerdos

El CEI Amapola no es solo un edificio, sino un espacio diseñado para generar recuerdos. Como explicó Bernardo García, «no queríamos simplemente construir una estructura, sino crear una memoria«. El objetivo es que tanto los niños como sus familias recuerden este lugar con cariño durante toda su vida.

El diseño del centro responde a las características del terreno, aprovechando un desnivel de 4 metros para graduar la conexión entre la calle y el paisaje. «Rebajar el nivel del edificio fue clave para integrarlo en el entorno y romper con la monotonía del paisaje», comentó García. La estructura del CEI gira en torno a un patio central, que actúa como núcleo del proyecto, rodeado de volúmenes independientes que se asemejan a «nubes de ladrillo».

Innovación en el diseño arquitectónico

El edificio está compuesto por cuatro volúmenes independientes de ladrillo que albergan las aulas, la administración, servicios comunes y áreas de almacenamiento. Estos volúmenes están conectados por una pérgola de madera, manteniendo una apertura hacia el sureste para asegurar una buena exposición al sol. La circulación en torno al patio se ha diseñado para evitar ángulos rectos, creando un espacio fluido y acogedor.

La relación del edificio con la calle también ha sido cuidadosamente trabajada. El lado que da a la carretera es compacto y cerrado, reduciendo el impacto visual y acústico. Las fachadas exteriores son mayoritariamente opacas, proporcionando protección ambiental y aislando el ruido interno. Las áreas con acristalamientos están protegidas por vegetación, lo que añade un filtro de privacidad adicional.

Eficiencia energética y sostenibilidad

El CEI Amapola no solo sobresale por su diseño, sino también por su eficiencia energética, con una calificación de energía A que supera los estándares nacionales. Esto se logra gracias a los 18 centímetros de aislamiento térmico en las fachadas y 20 centímetros en las cubiertas. Las aulas están orientadas hacia el sur para maximizar la entrada de luz natural, mientras que la ventilación cruzada asegura un ambiente interior fresco y saludable.

El centro también está equipado con tecnología sostenible, como iluminación LED inteligente DALI y un sistema de calefacción y ventilación con recuperación de calor. Además, se han implementado limitadores de consumo de agua, alineándose con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la Agenda 2030.

Una arquitectura para los niños

El diseño interior del CEI Amapola está pensado para los más pequeños. Los espacios son accesibles y cálidos, con mobiliario de madera y ventanas a baja altura que permiten la interacción directa de los niños con su entorno. Los colores claros y las formas curvas del interior crean un ambiente relajante y estimulante.

El proyecto también incluye una perspectiva de género, asegurando que los espacios sean inclusivos y adaptados a las necesidades de todos los usuarios, tanto en diseño como en funcionalidad.

Un espacio lleno de vida y sueños

Alejándose de la estética institucional de muchos centros educativos, el CEI Amapola busca ser un lugar más humano y acogedor. Los jardines y el patio exterior, llenos de vegetación y zonas de juego, extienden el espíritu del interior hacia el exterior, creando un espacio donde los niños pueden soñar, jugar y ser libres.

Este proyecto es no solo una muestra del talento arquitectónico de sus creadores, sino también de su capacidad para construir un lugar donde la infancia pueda crecer en un entorno seguro y creativo. Con este galardón, el CEI Amapola se consolida como un referente en la arquitectura emergente comprometida con el futuro.

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